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¡Judaismo!

Koraj

En Israel Parashat KórajJutz Laaretz Parashat Shlaj LejáSe lee Pirké Avot, Capítulo 4ª

Para la semana que termina el 28 de Sivan 5759; 12 de junio 1999 en Israel
Para la semana que termina el 5 de Tamuz 5759; 19 de junio 1999 fuera de Israel

Contenido:

  • Resumen de la Parashá
  • Comentario a la Parashá
  • Nueva Sección: Preguntas al Rabino
  • Haftará
  • El Amor por La Tierra
  • Información sobre la suscripción
  • Or Sameaj en el Web

    Esta publicación también esta disponible en los siguientes formatos: [Text] [Word] [PDF] Explicación de estos símbolos


  • Resumen de la Parashá

    Contenido

    Kóraj, Datán y Aviram, y 250 líderes de Israel se rebelaron en contra de la autoridad de Moshé y Aarón. Como resultado de su rebelión, se los traga la tierra. Hay muchos que resienten la muerte de Kóraj y de sus seguidores, responsabilizando a Moshé. La "ira" de Hashem se manifiesta a través de una plaga que acosa a la nación, y que causa la muerte de miles de personas. Una vez mas, Moshé intercede en favor del pueblo, e instruye a Aarón para que expíe el pecado cometido, tras lo cual la plaga llega a su fin.

    Luego Hashem le manda a Moshé que en el Tabernáculo se coloquen varas con los nombres de las distintas tribus. A la mañana, la vara de Leví, que lleva el nombre de Aarón, brota, florece y da almendras. Esto es la confirmación Divina de que la tribu de Leví es la seleccionada para el Sacerdocio, y también corrobora el rango de Aarón de Kohen Gadol, Sumo Sacerdote. Se detallan las obligaciones específicas de los leviim y los kohanim. Los Kohanim no serán propietarios de tierras, sino que han de recibir su sustento de los diezmos y demás regalos que les traiga el pueblo.

    Además, esta parashá explica las leyes relativas a los primeros frutos, la redención del primogénito y demás ofrendas.




    Comentario a la Parashá

    Contenido

    TOMA UNO

    "Y Kóraj tomó..." (16:1)

    Mi padre, bli ain ha ra, es una de las personas más generosas que existen. A él le encanta dar. Una vez le mencioné que deseaba comprar una cámara de fotos. Me dijo: "¿Qué cámara quieres? Puedes comprar la que más te guste". "¿La que más me guste?", le pregunté. "Sí", dijo.

    En las semanas siguientes analicé cada anuncio de cámaras que pude encontrar, y no me decidía por ninguna. Finalmente, me decidí por una cámara determinada y mi padre enseguida fue y me la compró. Yo estaba fascinado. A veces, hasta la sacaba de la caja solamente para lustrarla y volver a guardarla...

    Entonces, un amigo me dijo: "¿Sabes? Tu padre va a obtener mucho más de esa cámara que tú, porque nunca a va a sacar una foto fea".

    El dar es un acto espiritual. Al dar algo, sea lo que fuese, estamos dando una parte de nosotros mismos. El acto de tomar, por el contrario, pertenece al ámbito de lo físico. El acto de tomar se centra en torno al regalo en sí. ¿Es grande o chico? ¿Tiene Dolby®? ¿Tiene Surround-Sound®? Pero el acto de tomar tiene otro lado más, que es mucho más pernicioso que el primero.

    Las acciones moldean nuestra personalidad. Las acciones nos transforman en las personas que somos. Y el tomar nos lleva a querer tomar más. Y el deseo de tomar es insaciable.

    A diferencia del apetito del cuerpo, que se puede satisfacer, el deseo de tomar es como un animal que exige que se lo alimente en forma constante. En esencia, esto se debe a que la naturaleza del tomar siempre se centra en lo que está fuera de mí, deseando aquello que aún no poseo. El deseo de tomar consiste en agrandar mis fronteras, en agrandarme a mí mismo. Ni bien tomo algo, ese algo pasa a ser parte de mí y, entonces, deja de interesarme. Se transforma en parte del mobiliario, o parte del paisaje. El tomar se centra en acaparar lo que está afuera. Por eso, ni bien incorporo lo que estaba fuera de mí, ya no me interesa más: ya forma parte de mí. Lo que me interesa ahora es lo que sigue estando afuera. Es una monotonía incesante, que no tiene fin.

    Al comienzo de la parashá de esta semana, la Torá dice: "Y Kóraj tomó...". La oración no tiene objeto. La Torá nunca nos dice qué fue lo que tomó Kóraj, porque Kóraj era el tomador por excelencia, adicto a una droga que exige dosis cada vez más grandes: el deseo de acaparar y devorar. Y siendo ésa su naturaleza, era inevitable que tarde o temprano quisiera tomar todo. Porque tomar es algo insaciable.

    Rabí Eliahu Dessler


    EL CHOLENT DE LA VERGUENZA

    "Y On ben Pelet..." (16:1)

    Todo el que conocía a Reb Avigdor sabía que comía lo mínimo para la subsistencia. Su control sobre sus deseos físicos era tal que su dieta consistía de unos cuantos pedazos de pan negro duro con sal y agua en cantidades pequeñas.

    Solamente en Shabat se permitía el exceso gastronómico de una sola papa del cholent (jamín).

    Un Shabat, Reb Avigdor fue el invitado de honor a la mesa de un acaudalado empresario. Se sirvió el cholent, que fue colocado junto al dueño de casa. En señal de respeto, el empresario lo colocó frente a Reb Avigdor. Reb Avigdor se sirvió su acostumbrada papa, y le volvió a pasar el cholent al empresario. Reb Avigdor se llevó la papa a la boca, y al morderla, se le fruncieron los ojos. De repente, le quitó el cholent al empresario y lo volvió a colocar delante de sí. Y se sirvió una cantidad enorme de cholent en el plato. La cantidad que se sirvió creció tanto, que apenas si se podía avistar a Reb Avigdor detrás de la montaña de cholent.

    Entonces, con una expresión de extraño deleite, se comió la olla entera. Los invitados estaban estupefactos. Permanecieron sentados paralizados, como en una fotografía.

    Al rato, Reb Avigdor terminó todo el cholent.

    "Ah, qué rico. Muchas gracias, muchas gracias".

    Más tarde, cuando estaban solos, la mujer de Reb Avigdor le pidió una explicación de lo ocurrido. El le respondió: "Ni bien probé la papa, me di cuenta de que había algo muy raro en el cholent. La papa tenía gusto a kerosene. Si el empresario hubiese probado el cholent, habría pasado gran vergüenza. Por eso, decidí que, en vez de él, era preferible que el que pasara vergüenza fuera yo".

    Como parte de la investidura de los Leviim, era necesario afeitar todo el cuerpo. Cuando Kóraj regresó a su casa pelado desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies, su mujer lo miró y estalló en carcajadas. Y le dijo, sin más ni más, que lucía ridículo. Kóraj sintió una profunda vergüenza, y se puso a reflexionar acerca de la ceremonia: fue Moshé el que ordenó el afeitado de los leviim. Kóraj se convenció de que Moshé había inventado toda la ceremonia del afeitado solamente para hacerle pasar vergüenza a él. El hecho de que hubiera 21.999 leviim más que también habían sido afeitados, no le importó demasiado. Kóraj estaba seguro de que Moshé estaba dispuesto a hacer lo imposible para hacerle pasar el ridículo y abochornarlo a los ojos del Pueblo Judío. Esa vergüenza fue la gota que colmó el vaso: Kóraj decidió montar una rebelión abierta en contra de Moshé.

    Hagamos ahora un contraste entre la conducta de la mujer de Kóraj y la conducta de otra mujer, en la parashá de esta semana: la mujer de On ben Pelet. On ben Pelet era uno de los que habían conspirado contra Moshé. Sin embargo, después del primer versículo de la parashá, su nombre desaparece de la historia. Nuestros Sabios nos enseñan que su mujer era una mujer sabia que lo convenció de no participar de la rebelión. Y no sólo eso, sino que para alejar a los otros conspiradores, pasó vergüenza en forma deliberada al sentarse en la entrada de su tienda con el pelo descubierto, para que los conspiradores no se acercaran a ellos.

    Hay personas que hacen lo imposible por evitar el bochorno.

    La cuestión es ¿el bochorno de quién están evitando? ¿El de ellos mismos o el de su prójimo?

    Oído de Rabí Reuven Lauffer


    CIMIENTOS

    "Kóraj, hijo de Itzjar hijo de Kehat hijo de Levi..." (16:1)

    Construir un rascacielos no es cosa fácil. Los cimientos de una torre deben ser fuertes y exactos. Cada paso de la construcción inicial de un edificio alto debe ser realizado con la más absoluta precisión. Si el edificio está mal alineado en este punto, aunque sea por un par de centímetros, para cuando llegue al piso noventa y ocho esa discrepancia se habrá multiplicado a unos cuantos metros.

    En el comienzo de la parashá de esta semana, la Torá rastrea el linaje de Kóraj: "Kóraj, hijo de Itzjar hijo de Kehat hijo de Levi". ¿Por qué no llega hasta Yaakov? ¿Por qué la Torá se detiene en Levi?

    Rashi nos dice que Yaakov rogó para que su nombre no fuera conectado con la insurrección de Kóraj, y que por eso su nombre no aparece mencionado. Pero ¿qué fue lo que logró con eso? ¿Acaso no todos saben quién fue el padre de Levi? El libro de Bereshit está repleto de referencias en tal sentido. No hay que ser un detective genealógico para saber que Kóraj descendía de Yaakov.

    Entonces ¿para qué la súplica de Yaakov?

    Yaakov rezó para que la falla de la discordia que se manifestó en Kóraj no surgiera de él. Yaakov estaba poniendo los cimientos del edificio en torre que habría de ser el Pueblo Judío. Y rezó para que estuviera libre de toda falla, a fin de que su progenie cumpliera con su tarea designada sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. Para que se elevaran hasta la cima del rascacielos de la historia.

    Rabí C.Z. Senter en nombre de Rabí Yerujam Levovitz



    Nueva Sección:
    ??? Preguntas al Rabino ???

    J.B. de EEUU pregunta:
    Estimado Rabino:
    En Kitisa, leí que Hashem recuerda los buenos actos miles de generaciones. Pero los malos actos de la generación actual se mantienen durante tres o cuatro generaciones.

    Este castigo para los que aún no nacieron o para los que no son directamente responsables por los malos actos de otra persona, no me parece que esté bien. ¿Tal vez me puedan aclarar el asunto?
    Muchas gracias,

    J.B
    .

    Estimado J.B:
    Coincido contigo en que castigar a inocentes por delitos que cometieron otros no parece cosa justa. El Talmud en el Tratado Berajot analiza el tema y lo resuelve del siguiente modo:

    "He aquí que dice: 'El recuerda los pecados de los padres sobre los hijos' (Shemot 34:7), y dice 'Y los hijos no morirán por culpa de sus padres' (Devarim 24:16). Estos versículos aparentemente se contradicen el uno al otro, pero los podemos reconciliar diciendo que "no hay dificultad"; uno de ellos (Shemot) habla de cuando los hijos siguen por el camino de los padres y el otro (Devarim) a cuando no siguen por el camino de los padres".

    Por eso, de acuerdo con el Talmud, el versículo que te causaba problemas hace referencia a los hijos o a los nietos que continúan por el camino de los padres. En el Libro Samuel II hay un ejemplo de lo que hablamos, que a primera vista resulta difícil de conciliar.

    Se nos enseña que durante el reinado del Rey David hubo hambre, y que se le dijo que el motivo del hambre era, en parte, debido a la matanza de los guibeonitas, a manos de la casa de Shaul. Los guibeonitas eran una tribu de amorreos que habían convencido a los israelitas a que firmaran con ellos un tratado, al comienzo de la conquista de Israel. Se hicieron pasar por una tribu nómade que venía de muy lejos, y el pacto fue ratificado. Poco después, los israelitas descubrieron el ardid y respondieron, transformando a los guibeonitas en una casta de leñadores y aguateros que servían principalmente a los sacerdotes. Al parecer, los guibeonitas fueron asesinados cuando la ciudad sacerdotal de Nov fue diezmada por Shaul , a causa de una supuesta insurrección. El Rey David les preguntó a los guibeonitas cómo podían ser apaciguados. Ellos respondieron: si siete miembros de la casa de Shaul fuesen colgados en su antigua residencia. El Rey David aceptó.

    En este texto encontramos muchas dificultades, pero la más grande es, sin dudas, por qué personas inocentes tuvieron que morir por culpa del crimen cometido por Shaul. El Malbim, en su comentario de los Libros de los Profetas, explica que lo que en realidad pasó fue que tras la supuesta insurrección en Nov, los guibeonitas se transformaron en una clase oprimida, y eran constantemente perseguidos, principalmente por la casa de Shaul. Estos miembros de la antigua Casa Real siguieron por el camino de su abuelo, y por lo tanto, fueron castigados. El mensaje era que la persecución ya no sería tolerada, cualquiera fuese el que la perpetrara, inclusive si se trataba de un miembro de la aristocracia.Mucha gente piensa que no son responsables por sus actos, porque se criaron en un medio que provocó que actuaran del modo en que lo hicieron. "Yo no tengo la culpa de haber nacido en este barrio. No me pueden hacer responsable por convertirme en un ladrón o un asesino". La Torá dice otra cosa. Nosotros somos los que decidimos, y nosotros somos responsables por los resultados. En su libro "Awaken the giant within", Tony Robbins menciona que entrevistó a miles de personas. Entre ellas se encuentran hermanos de familias con situaciones familiares difíciles. Un hermano es convicto en la cárcel, y el otro es un próspero padre de familia con un negocio exitoso. Al preguntarle al convicto cómo llegó a tal situación, respondió: "Con padres como los que yo tuve, no tenía otra opción". Y al plantearle la misma pregunta al otro hermano lo mismo, éste también respondió: "Con padres como los que yo tuve, no tenía otra opción".

    Nosotros somos los que decidimos.

    Fuentes:
    El Talmud, Tratado Berajot pag. 7a
    El Tanaj, Libro de Samuel II cap. 21, v. 1-11
    Rabí Meir Leibush Malbim, comentario del Tanaj, ídem
    Anthony Robbins, Awaken the Giant Within, Ediciones Summit


    ???¿ALGUNA PREGUNTA?
    Si tiene alguna inquietud sobre leyes o costumbres de su judaísmo, o quiere aclarar aulguna duda, puede enviarnos su pregunta a spanish@ohr.edu y procuraremos contestarle lo más pronto posible. Nos reservamos el derecho de publicar las preguntas y respuestas. No todas las respuestas dadas serán publicadas en "Judaísmo", pero todas serán respondidas, B´H.
    En Israel Shmuel I 11:14 - 12:22
    Jutz Laaretz Yehoshúa 2:1-24

    Contenido

    "Entonces Saúl le dijo al pueblo: 'Venid, vayamos a Galgal, y renovemos allí el reino'"

    Rosh haShaná es una coronación. Coronamos a Hashem como nuestro Rey. Pero, a decir verdad, ¿no tenemos la obligación de reconocer el reinado de Hashem todos los días del año? ¿Qué tiene de especial la "coronación" de Rosh ha Shaná?

    En la Haftará de esta semana, según explica Rashi, Shaúl debía "renovar" el reino, revitalizándolo y reasegurándolo, pues el pueblo tenía objeciones en su contra. Del mismo modo, en Rosh haShaná se enfrentan a nosotros los ángeles acusadores que nosotros mismos creamos con nuestras transgresiones. Ellos, por así decirlo, nos acusan de ser desleales al rey, por no haber observado sus mandamientos. Y como está escrito, "no hay rey sin pueblo", el Reino de Hashem se ve, por así decirlo, "amenazado".

    Esta acusación de falta de lealtad nos obliga a renovar nuestro compromiso con Hashem, en tanto que nuestro Rey, y, por lo tanto, "renovamos el Reino".

    Basado en el Admor mi Gur, zt''l, en Mayaná shel Torá


    Love of the Land

    Selecciones de fuentes clásicas en las que se expresa
    la singular relación que existe entre el Pueblo Judío y Eretz Israel.

    El hogar es allí donde está el corazón

    "... y Mis ojos y Mi corazón estarán allí todos los días" (Melajim I 9:3)

    La promesa Divina con relación al Beit ha Mikdash que construyó el Rey Salomón en Jerusalén es interpretada por los principales comentaristas como una señal para todos los judíos, de que constantemente dirijan los ojos y los corazones en dirección a Eretz Israel, y siempre ansíen retornar allí.

    Rabí Yonatan Eybeshuetz en "Yaarot Devash"


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    Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
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